Mural «La Ciudad Dorada»
El mural LA CIUDAD DORADA fue pintado por la artista oscense Teresa Ramón (Lupiñén, Huesca, 1945) para su instalación en 2008 en el Palacio de Congresos de Huesca, donde ocupa un destacado lugar.
Concebido como un friso, con una evidente lectura horizontal, el mural se verticaliza hasta la luz cenital que lo ilumina en un cielo de oro como el de tantos atardeceres milagrosos de la ciudad de Huesca. Situándonos frente a la obra, en la pared principal se distinguen un grupo de figuras esquematizadas de ciudadanos que celebran la alegría de un hecho histórico para la ciudad, que va a representar una singular proyección hacia el exterior, riqueza y cultura que les afectará a todos.
A continuación, dominando el centro del espacio, un conjunto de animales alados, entre los que destaca un gran pavo real, animal que frecuentaba los jardines de los grandes palacios desde la antigüedad y que ha estado presente durante décadas en el parque Miguel Servet del centro de la ciudad. Emergiendo bajo el plumaje y entre cabezas, ojos y picos de otras aves míticas, la madre Tierra entre las aguas azules alumbra a la ciudad de Huesca, junto con diversos símbolos religiosos, cruces, menorá, Tánit –diosa cartaginesa frecuente en la simbología de mi pintura–, diosa madre, madre tierra que curiosamente se puede identificar, de forma esquemática, con la figura de la Virgen del Pilar o del Santo Cristo de los Milagros. En la zona más elevada del final-derecho del mural, un “árbol de la vida – menorá” y nuevos símbolos antropomorfos que lo sustentan.
De derecha a izquierda se mueve el gran río, dispensador de vida, del que nacen arbustos, árboles, árboles montaña, que rodean y fertilizan la ciudad de Huesca.
A lo largo del proceso constructivo se sucedieron diversas modificaciones en la organización interior del edificio, y al construirse el muro en el que se abrió el Ojo de Hocking, observando que esa ventana daba al vacío, al enfrentamiento de hormigón contra hormigón en un diálogo de espejos imposibles, decidí continuar el mural en el ángulo izquierdo. Este espacio es recorrido en la base, como el anterior, por el río del que emerge la vida en forma de arbustos y árboles montaña, sobre el que sobrevuela, entre grandes masas de arcilla roja y siena, un gran ojo de iris geométrico en el que flota una pupila azul, en movimiento de luces y sombras, sostenida y proyectada por una figurilla que con sus brazos extendidos y apoyados en la base de la pupila la hace girar, contemplar el conjunto, establecer un diálogo con el vacío que penetra a través de la ventana, mirar a través de ella a la ciudad, iluminarla en una luz azul integradora y fertilizante.
El significado de todo el conjunto del mural de LA CIUDAD DORADA parte de ese hilo conceptual al que hace referencia su mismo nombre: Huesca, ciudad dorada, llena de equilibrio, de placidez, de tiempo que permite el conocimiento, la conversación, el trabajo creativo, que une industria y agricultura en una fraternidad amable, que propicia la investigación y el desarrollo tecnológico más avanzado.
